miércoles, 4 de abril de 2007

Lunes, 19 de Septiembre de 2005

Después de casi 20 horas de viaje, llegamos por fin a Pekín. Son las 6 de la mañana y ya empezamos a notar los efectos del cansancio. Salir del aeropuerto puede llegar a ser un poco agotador. Derrepente 500 personas (o más) haciendo colas para mostrar su pasaporte y poder entrar en el país. Una vez pasados todos los detectores, veo entre un público masivo de chinos, a mi tio.



Se me quedó cara de idiota cuando me puse a hablar con él. Uno no llega a entender como ha viajado durante casi 20 horas, a un pais que se encuentra en la otra parte del planeta y entre una masa de gente ves a alguien de tu familia, a alguien que conoces. Es una sensación extraña...
Nos dirigimos al parking donde tiene aparcado su flamante Hyundai Accent blanco con cambio Automático. Se trata de un día nublado, a medio llover aunque con buena temperatura. Lo primero que me llamó la atención fue el olor. En mi vida podría describir como uno se siente respirando "eso", aunque finalmente terminas por acostumbrarte. Por encima de toda la ciudad existe una especie de "niebla" grisacea, que en realidad es una capa de contaminación.



Lo segundo que me llamó la atención fue el tráfico, mención especial a los que van en bici (que no son pocos). Es realmente increible ver como nadie respeta las señales de tráfico y aún así no ves ni un solo accidente. Si se te ocurre cruzar por un paso de peatón, hazlo siempre detrás de un chino. Sé su sombra en todo momento y lo más importante... no tengas miedo. Ahora entiendo porque el coche de mi tio tiene cambio Automático, tiene que centrarse al 100% en la carretera, en el acelerador y el freno. No hay tiempo para ir cambiando de marchas... a menos que seas chino y vivas en Pekín.








Antes de empezar la aventura nos vamos al apartamento de mi tio a dejar las maletas. Él se pone a trabajar a las 8h de la mañana así que nos tiene que dejar en algún sitio. El primer destino fue el centro comercial Kilin. Sí, ya se que para empezar es un poco cutre, pero estamos cansados y es el primer día. ¿Qué más quieres?
Estamos yo y Nieves a merced de los chinos. Mi tio se nos acaba de dejar solo y se ha ido a trabajar, estamos en medio de algún sitio y esperamos a que sean las 9h para que abrieran las puertas del Kilin.



El miedo empieza a consumirte cuando te encuentras por primera vez con gente que te quiere vender sus productos. Una vez dentro del centro comercial no sabías ni hacia donde ir, todas las miradas estan atentas a ti y a tu acompañante. Sabes que te observan y pones cara como diciendo "esto no va conmigo". Allí la tiendas no son como aquí, allí una tienda separa a otra por un telón o una cortina y apenas mide 4 mº cada tienda. Se tratan de chicas jovenes con ganas de venderte cualquier cosa, te cojen del brazo, te hablan en chino, ingles y alguna que otra se atreve con español. En definitiva, terminamos tan agotados y asustados que no tardamos ni 1 hora en salir de allí dentro.



Cojimos un taxi (de los que ya os hablaré más adelante), solo con enseñarle la tarjeta del edificio donde está nuestro apartamento ya sabe donde vives. Preferimos pasear cerca del Hotel y volver a él cuando nos sintieramos verdaderamente agotados.



Son las 19h de la tarde y viene mi tio para llevarnos a la bolera (impresionante)...




... y a un buen restaurante chino (como no)



Mi tio nos prestó "el cuaderno". No era un librito cualquiera, no, era "el cuaderno". Si no fuera por esto estaríamos perdidos. En él se reflejaban todos los lugares más importantes de Pekín, desde restaurantes, parques y teatros hasta Hoteles o lugares de interés. En realidad está todo lo que un turista necesita, y lo mejor de todo es que está escrito en inglés y chino. Todas las noches debiamos marcar la página que teniamos que enseñarle a los taxistas para que nos llevaran al sitio. A las 22:30 ya estamos durmiendo para levantarnos temprano.

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